Tuesday 10 July 2012

“Me da risa que me digan La Dueña” - Revista Semanario





La utopía de “Rosa, de Lejos”, aquella novela protagonizada por Leonor Benedetto en los ’80, parece haberse hecho realidad en la piel de Pamela David, ambas mujeres llegadas del interior con más sueños que valijas y un solo objetivo: Triunfar en la gran ciudad. El camino se bifurca a la hora de elegir sus destinos: Una hacia el mundo de la moda y la otra al del espectáculo, pero ambas de carácter para imponerse en un mundo indudablemente machista.
Pamela David, con 7 meses de embarazo de su actual pareja, el empresario Daniel Vila, recibe a Semanario en el estudio de “Desayuno americano”, que conduce por America cada mañana, pero la historia de Pamela comienza con su llegada a capital desde su Santiago del Estero natal, y se le iluminan los ojos cada vez que lo nombra.
“De aquella Pamela de 19 años que llegó del interior queda poco porque las inseguridades crecieron. Antes era más segura de mí misma. -comienza diciendo- Cuando no tenés nada que perder y venís con una mano atrás y otra adelante, apostás todo. Ya tenía el no, venía con hambre de gol. Cosa que hoy, el medio, me hace solo un poco políticamente correcta. Si hago un balance me gusta más la Pamela que llegó de la provincia… era mas crédula, antes no entendía lo que era un ‘no se puede’, y ahora sé que hay cosas que no se pueden. Me hice un poco más dura, perdí la capacidad de asombro y de sorpresa que tienen los chicos, empecé a descreer pero gracias a Dios soy muy intuitiva y me hago caso a mi misma: cuando alguien de entrada no me cae bien, no me cae bien y es por algo”.
Observando la belleza de Pamela no es difícil imaginar que en cuanto pisó suelo capitalino las ofertas de trabajo comenzaron a lloverle, pero, como no era una novela, la realidad no fue color de rosa: “No fue fácil -recuerda- yo hacía promociones y llamaba a mi familia para contarles cómo me iba y les mentía. Les decía que estaba desfilando con los diseñadores mas top y nada que ver. Alquilaba en Colegiales una habitación y la verdad es que muchas veces tenía que elegir: o me comía una hamburguesa o tomaba el colectivo. Para las dos cosas no me alcanzaba, y honestamente estoy muy orgullosa de todo lo que conseguí en base a laburo. La verdad es que hice todo lo que me propusieron a nivel laburo, no me privé de nada, todo servía para llevar el mango a casa”.
Fernando Vinaccia
(@fernandoPRENSA)
Fotos: Marcelo Escayola

http://semanario.perfil.com/2012/07/me-da-risa-que-me-digan-la-duena/  

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